La Doncella
Cineasta
“La doncella” es la última película del aclamado director surcoreano Park Chan-wook (está disponible en Netflix), fue presentada con buena crítica en la versión del año 2016 en el festival de Cannes, y se convirtió en un suceso de taquilla en su país, recaudando casi 40 millones de dólares en todo el mundo.
“La doncella” es una adaptación de la novela “Falsa identidad” (2002), de la reconocida novelista Sarah Waters, que expresa que “no le molesta que la encasillen como directora feminista que escribe novelas sobre lesbianas. Y que sí le gusta que su novela tenga un fuerte eco de la novela ‘Oliver Twist’ (1839), de Charles Dickens”. La BBC de Londres hizo una primera adaptación para una miniserie muy respetuosa de la novela “Figersmith” (2005), de la directora irlandesa Aisling Walsh.
“La doncella” en un obra que cabalga varios géneros a la vez, es un thriller psicológico, tiene toques de comedia romántica, un sabor de drama romántico y sin duda una de las películas más eróticas de los últimos años, pero a diferencia de gran parte de las películas que mezclan géneros donde el resultado deja mucho que desear, en esta cinta, y gracias a que dura más de dos horas y media, el resultado es un viaje prodigioso a un mundo único que se parece a la Corea de los años 30 invadida por los japoneses. Chan-wook explica su fórmula: “Más que mezclar deliberadamente géneros, mi intención es escapar de sus límites. Huir de etiquetas es la mejor forma de sorprender al público. Para mí, eso sí, ‘La doncella’ es una historia de amor”.
Lo más sorprendente de la obra es su estructura. El personaje del tío de lengua negra, en uno de los diálogos da la clave: “Incluso con la misma historia uno imagina cosas diferentes”; que está divida en tres grandes partes y en cada una de ellas, recordando a la magnífica “Rashomon” (1950) del maestro Akira Kurosawa, repasamos la historia, pero lo notable no sólo es el cambio de punto de vista, sino que al volver a transitar la historia, cambiamos nuestros sentimientos y mirada sobre cada uno de los personajes principales de la película. La obra nos propone un juego de espejos donde la doncella Tamako y la heredera Hideko esconden, se mezclan y reflejan sus deseos e identidades. El director aclara: “Me gusta poner personajes con los que el espectador pueda identificarse fácilmente, poner a personas comunes inmersas, que se ven en situaciones difíciles, y sus actos repercuten sobre sus víctimas y sobre ellos mismos”.
Censura
A pesar de que la película nos sitúa en medio de una sociedad invadida, con censura y en un casa dominada por un machista pervertido, el autor no cae en la tentación, tan manida hoy en día, de proclamar, subrayar y resaltar un mensaje de corrección política. Todo está dicho entre líneas y de manera sutil; a pesar de eso, no faltaron grupos fanáticos que la criticaron, a lo que Chan-wook respondió: “De veras creo que he hecho una película feminista”.
El director se hizo mundialmente conocido por el uso excesivo de la violencia en sus cintas y por la presencia casi obsesiva de la venganza en sus historias, entre las que se destaca su trilogía: “Sympathy for Mr. Vengeance.” (2002), “Oldboy” (2003) y “Lady Vengeance” (2005). Y “La doncella” también tiene su dosis. Cuando le preguntaron el sentido que tiene para él, respondió: “La venganza es una reacción contra algo irremediable y que, por tanto, no proporciona ningún alivio a quien la ejerce. La venganza, pues, es fútil, pero aun así muy humana”.
Solidez
Durante todo el metraje, asistimos a una puesta en escena sólida y poderosa donde, cargada de especial sensualidad, algo muy difícil de conseguir, cada uno de los apartados técnicos juega en armonía a favor de la historia que se está contando. ¿Cómo lo logra? Su respuesta es sincera pero insuficiente: “Todo está diseñado, todo está destinado, todo está ahí para cumplir una función. Así que cuando se trata de estos patrones, un cineasta simplemente no puede elegir tenerlo allí simplemente porque es bonito”. Porque, humildemente, Park excluye su talento y maestría, de la ecuación.
La cinta, para algunos, muestra mucho y demasiado tiempo, y en su propia defensa el autor declara: “Creo que un director de cine hace preguntas a la audiencia. Y el público moderno a menudo no responde a las preguntas que se hacen. Así que tienes que usar cosas chocantes y estimulantes para llamar su atención y animarlos a participar”.